La memoria de la escena: los entremeses de Cervantes en el Teatro de la Abadía

Resumen

Los entremeses de Cervantes se han convertido en una marca de identidad del icónico teatro madrileño de la Abadía. En 1995 José Luis Gómez dirigió La cueva de Salamanca, El retablo de las maravillas y El viejo celoso. En el 2015, el mismo director los repone con motivo del veinte aniversario de La Abadía. Más adelante, en el 2017, Ernesto Arias continúa esta saga cervantina en el mismo teatro, pero esta vez con el montaje de Dos nuevos entremeses “nunca representados” (La guarda cuidadosa, El rufián viudo llamado Trampagos). Este artículo estudia cómo se puede llegar a crear una continuidad artística desde la escena tomando como caso de estudio la puesta en escena de Gómez de 1995. Por un lado, se reflexiona en cómo y por qué un montaje específico puede llegar a convertirse en un fenómeno teatral y perpetuarse a lo largo de veintidós años en la memoria cultural de un espacio teatral. Por otro, se evalúa hasta qué punto La Abadía ha influido en la creación, continuidad y renovación de este fenómeno teatral.